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El auge del cultivo de cáñamo para extraer CBD

El cannabidiol (CBD) es uno de los extractos más valorados del cannabis gracias a sus múltiples aplicaciones terapéuticas. Sin efectos psicoactivos, es relajante, antinflamatorio e incluso cuenta con suficientes propiedades para luchar contra los ataques epilépticos provocados por el síndrome de Dravet. Tantas son sus bondades que cada vez más cultivadores apuestan por plantar cáñamo para producirlo, al contar con una legislación más favorable que la de la marihuana. 

Desde Estados Unidos a Europa, el aumento de los cultivos de cáñamo ha crecido para dar una respuesta a la gran demanda de CBD. A diferencia de la marihuana, el cáñamo está legalizado en la mayor parte del mundo. Su uso industrial para sectores tan variopintos como el textil, la construcción o las papeleras ha hecho que desde hace años estuviera mejor visto que la marihuana. Se diferencia de esta en sus niveles de tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia psicoactiva del cannabis. Así, mientras que el cáñamo para ser clasificado como tal no debe superar el 0,2 % de THC, la marihuana, en cambio, puede llegar a cifras que rondan el 20 %. Ahora bien, sobre el CBD nada se dice. Este cannabinoide sin efectos psicoactivos y con grandes propiedades medicinales está presente, en menor y mayor medida, en todas las variedades de la familia Cannabis. Sativa. L; por tanto, así debe ser aprovechada. Y la mejor forma de hacerlo es a través de las plantaciones de cáñamo. Esta planta lleva utilizándose desde tiempos inmemoriales. Se dice que los primeros registros de cultivos de cáñamo fueron 8000 años antes de Cristo y que llegó a Europa gracias a los musulmanes alrededor del año 1100. Incluso hay quien asegura que el cáñamo se empezó a plantar antes que el trigo. Aunque no fue hasta el periodo entre los años 1993 y 1996 cuando la mayoría de los países de Europa lo legalizaron. Hoy, el área de cultivo para cáñamo industrial a este lado del charco es el más grande desde la Segunda Guerra Mundial. Y, en buena parte, es gracias a las extracciones de CBD. Según la European Industrial Hemp Association, también conocida por sus siglas EIHA, las inversiones y el crecimiento del mercado son especialmente altos en los extractos de cáñamo no psicotrópicos y para el CBD. En toda Europa, en 2016 se cultivaron 30.000 hectáreas de cáñamo (un 32% más que en 2015); las principales áreas de plantación estaban en Francia, los Países Bajos, Rumanía y los países bálticos. Estonia, por ejemplo, se está convirtiendo en uno de los mayores productores de cáñamo del mundo.

Una normativa de cultivo muy estricta

En países como España es legal plantar hasta 25 variedades de cáñamo industrial. Ahora bien, de esas variedades no vale cualquier semilla, sino que debe estar certificada por la Unión Europea para que todo esté en orden. Ninguna de ellas puede sobrepasar las cantidades de THC dictadas por la UE, que son de apenas un 0,2 %; de hecho, cadas país en la Unión Europea es el encargado de comprobar que no las superen. Para ello, realizará los análisis pertinentes en un 30 % de área de cada cultivo. La Comisión Europea publica regularmente reglamentos para optar a las subvenciones comunitarias y en las que se recogen estas directrices mínimas. Sin embargo, son varios los problemas a los que se enfrentan los productores de cáñamo. Según varios índices, existe un aumento continuado de las extensiones de terreno destinadas al cáñamo industrial; sin embargo, el panorama de su transformación no es muy halagüeño. Cada vez hay menos centros de transformación en productos de construcción o textiles, y el precio de las semillas a granel no para de disminuir. Esto provoca que muchos agricultores aprovechen las flores del cáñamo para la extracción de CBD, convirtiéndolo así en su principal fuente de ingresos. Sin embargo, la regulación sobre su producción no está del todo clara, lo que podría llevar a estos agricultores a tener problemas legales que incluso les insten al cese de su actividad.

El creciente interés por el CBD en Europa

Al mismo tiempo, el interés por los productos de CBD ha aumentado en toda Europa. Según la EIHA, el CDB se utiliza cada vez más con aplicaciones médicas, como complemento alimenticio y como ingrediente en cosméticos, generando así nuevas inversiones y creando empleo en el cultivo y procesamiento de productos derivados del cáñamo. Además, esta organización reclama que el CBD no caiga exclusivamente en manos de las compañías farmacéuticas, que desean convertirlo en un medicamento con receta. Según ellos, esto solo sirve al interés de unas pocas compañías mientras daña su joven industria. Además, creen que dicha legislación solo restringiría el acceso a muchos ciudadanos que ya se están beneficiando de las bondades de esta sustancia en alimentos y cosméticos, por ejemplo. Otro problema al que se enfrenta la industria del CBD a partir de cáñamo industrial es la falta de etiquetado en ciertos productos. Esto hace que muchos consumidores no sepan la cantidad exacta de CBD que deben tomar y estén haciendo un mal uso de ellos. Por ello, los expertos creen que un etiquetado claro es esencial para distribuir los extractos de esta sustancia. En él debe figurar la cantidad y concentración exacta de CBD y el resto de ingredientes, el método de fabricación utilizado y las instrucciones de uso y dosificación.

El caso de Estados Unidos

Este creciente interés conjunto por el cáñamo y el CBD no solo ocurre en Europa, sino que en Estados Unidos el aumento también ha sido más que significativo, a pesar de que el cáñamo todavía se clasifica federalmente como una droga porque proviene de la planta de cannabis. Aunque al igual que en Europa el cáñamo tiene gran tradición en EE.UU., el verdadero resurgir de este cultivo en el país comenzó hace tan solo cuatro años. Entonces el Congreso aprobó una legislación agraria que definía su uso industrial y permitiría que las universidades lo cultivaran para estudiar su crecimiento y comercialización. Dos tercios de los estados promulgaron leyes para permitir que el cáñamo se cultivara según la ley federal. Esto ocurría al mismo tiempo que muchos legalizaran la marihuana. Sin embargo, más allá de sus fronteras, muchos de estos estados se encuentra con la traba de que, según las normas de la FDA, los extractos de CBD no se pueden comercializar como medicamentos ni como suplementos. Pero muchos hacen oídos sordos y aun así los venden exponiéndose a considerables multas. De su parte tienen a varios analistas que consideran que el mercado del CBD crecerá. Por ejemplo, la organización The Hemp Business Journal pronostica que dentro de dos años el mercado del CBD moverá en Estados Unidos más de 1000 millones de dólares (unos 800 millones de euros, según el cambio actual). Las granjas de Colorado y Kentucky, que generan la mitad de la cosecha de cáñamo en Estados Unidos, lo utilizan principalmente para el CBD, aunque también hay cada vez más agricultores de cáñamo que dicen cultivarlo solo por su grano. Por ejemplo, en Colorado, donde tradicionalmente se usaba para extracciones y se plantaron más de 4000 hectáreas de cáñamo en 2017, también han apostado por sus semillas, calificadas como un superalimento al igual que las de chía o de lino. Con todo ello, es evidente que el cultivo de cáñamo industrial está al alza y que uno de sus principales motivos es el creciente interés por el CBD. Aun así, solo queda esperar que la regulación en favor de esta sustancia se ajuste una vez más a la demanda del público que, en muchos casos, ven en ella su salvación al dolor o a enfermedades tan complicadas como la depresión o la epilepsia.

10/04/2018