¿Cómo se hace la descarboxilación del cannabis?

La descarboxilación es la reacción química encargada de convertir el THCA de la planta (ácido tetrahidrocannabinólico) en THC. Durante este proceso, el THCA pierde su grupo carbónico (COOH) para generar el cannabinoide THC. Además, libera agua y dióxido de carbono. Para obtener este u otros cannabinoides (como el CBD, el componente medicinal de la marihuana y que vendría del CBDA) el proceso necesita de calor. La descarboxilación, por tanto, es necesaria, ya que el THCA por sí solo no genera psicoactividad. Se hace una vez que los cogollos están curados y secados; de hecho, cuando se encuentran en esta fases ya hay una pequeña descarboxilación, provocada por el calor del ambiente. Es más, demasiado tiempo de secado puede provocar que el THC se convierta en el cannabinoide CBN, que provoca menos psicoactividad que el tetrahidrocannabinol y también un efecto más sedante. Por tanto son dos los factores que han de tenerse en cuenta: temperatura y tiempo. Aunque cuanto mayor sea la temperatura menos tiempo deberemos invertir, a menor temperatura más baja será la pérdida de terpenos, encargados de dotar a la planta del aroma que la caracteriza. La descarboxilación es, por tanto, una cuestión de equilibrio entre estas dos variables. Y, de hecho, un paso indispensable a la hora de preparar alimentos con base de marihuana. Se recomienda realizar el procedimiento en un horno a una temperatura que ronde los 100-120 ⁰C, durante 30 minutos o una hora. También es posible descarboxilar el cannabis en una olla a fuego lento, utilizando disolventes como aceite o lecitina. Con ello se genera un líquido que se puede usar para recetas de marihuana o incluso para soluciones tópicas. ¡Todo depende del tipo de consumo y efectos que se esperan obtener!