La creación de la mofeta más apestosa
De todas las historias que rodean al misterioso nacimiento de esta legendaria variedad, la que ha cobrado más relevancia es que la Skunk vio la luz gracias a un tal "Jingles". La identidad real de la persona que se esconde tras este apodo aún a día de hoy se desconoce, pero lo cierto es que este cultivador, consiguió crear este magnífico híbrido en 1969 cruzando una Colombian Gold con un macho Afgano. De esa potente combinación nació uno de los primeros híbridos de cannabis, que fue bautizado como Skunk por su intenso y potente aroma. Sin embargo, uno de los rasgos más importantes de esta genética, su estabilidad, no fue obra de una sola persona, sino que se convirtió en el faraónico proyecto de un colectivo llamado "Sacred Seeds", un grupo de expertos cultivadores emplazados en las colinas que rodean la bahía de San Francisco. El grupo estaba formado por varios cannabicultores que gracias a esta tarea se convertirían en auténticas leyendas, entre ellos se encontraban Sam The Skunkman Mendocino Joe y Maple Leaf Wilson.
Breeding a la vieja escuela
Sacred Seeds se propuso un objetivo muy claro: desarrollar y estabilizar la Skunk sin que esta perdiera su riqueza genética. Una meta que alcanzaron a través de un largo proceso de breeding que se tradujo en años de trabajo, miles de ejemplares y decenas de selecciones. El resultado fue inmejorable, pues no solo lograron un gran nivel de estabilidad genético, sino que además la fueron moldeando hasta conseguir hacerla más resistente a la botrytis, un hongo que afectaba especialmente a las genéticas índicas que venían de climas áridos y secos y cuyos cogollos prietos eran especialmente vulnerables. En realidad, la Skunk ha sido un pilar fundamental para crear muchos de los híbridos que encontramos hoy en día en el mercado como Pineapple Skunk o Green Crack. Hoy en día, el mercado ofrece híbridos que cubren las diferentes necesidades de los cultivadores de todo el planeta, pero hay que tener en cuenta, que en ese momento la Skunk supuso una verdadera revolución. Por fin aparecía un híbrido de floración corta capaz de soportar el húmedo clima californiano y que además era muy estable y fácil de cultivar: su estatura controlada y su potente efecto eran la unión perfecta de dos mundos que comenzaban a confluir. Por este motivo cuando en 1981 Sacred Seeds sacó a la venta su primer catálogo de semillas de marihuana, la Skunk#1 y la Skunk#2 fueron un éxito absoluto.
Redada en Sacred Seeds
En 1982 la policía irrumpió en el almacén de Sacred Seeds, la redada terminó con el desmantelamiento del proyecto y la detención de Sam the Skunkman. Por suerte, los miembros de la organización ya se habían preparado para ello y gracias a la eficacia de sus abogados, Sam estaba libre a las pocas horas. Por suerte también, la policía no se incautó inmediatamente del material que se encontraba en las instalaciones, y cuenta la leyenda que esa misma noche, algunos miembros volvieron para recuperar las genéticas en las que tanto habían trabajado. Así fue como pudieron salvar las semillas de marihuana que habían tardado 10 años en conseguir, la Skunk#1 entre otras, no se perdió. Sin embargo, Sam the Skunkman no salió impune de la situación, fue juzgado y cumplió casi un año de cárcel. Cuando quedó libre, decidió marcharse a "campos más verdes", había oído hablar de la legalidad más laxa de Holanda y decidió mudarse allí para continuar con su trabajo. La revolución de los híbridos de marihuana cruzaba las fronteras y la expansión internacional se convirtió en un hecho.